El ejemplo de responsabilidad de una niña de 8 años de Luque frente al Covid-19
La pequeña, positivo en coronavirus, ha escrito una emotiva carta que no ha dejado indiferente a nadie mientras se encontraba confinada en su habitación
Los más pequeños han sido y siguen siendo todo un ejemplo a seguir en esta pandemia del coronavirus. Desde que se desatase esta crisis sanitaria en marzo de 2020, los niños han tenido que vivir un curso escolar interrumpido e impartido a través de las pantallas en la distancia, una vuelta a las aulas pasando frío con las puertas y las ventanas abiertas para que haya ventilación, y una mascarilla obligatoria que, por su puesto, llevan de mejor grado que la mayoría de los adultos.
Los niños están siendo en estos meses un espejo donde mirarse para los mayores. Se han adaptado mejor que nadie a esta nueva situación y, pese a todo, cumplen y respetan todas y cada unas normas que se les imponen sin mayor objeción. Incluso llevan a rajatabla el confinamiento en una época familiar y festiva como son las vacaciones de Navidad.
Una niña de ocho años de Luque es un buen ejemplo de este enorme ejercicio de responsabilidad que vienen demostrando los pequeños desde hace ya más de hace año y medio. Actualmente se encuentra confinada por haber dado positivo por Covid-19. Una de esta noches, cuando se encontraba cenando sola en su habitación, ha escrito una emotiva carta que no ha dejado indiferente a nadie. Ni a su familia ni a las decenas de personas que ya han aplaudido su gesto después de que su madre la compartiese a través de redes sociales.
"Hola. Hoy estoy un poco triste porque tengo el Covid y me siento mal por mi familia, sobre todo por dos personas pequeñas que son Fabio, de dos meses y Vega, con dos años. Y por mis abuelos y abuelas. Adiós".
Como se puede apreciar, la pequeña no se acuerda en estas fechas señalada ni de la Navidad, ni de Reyes Magos, ni de las vacaciones. Tampoco se queja de tener que estar encerrada siete días cumpliendo una cuarentena. Su preocupación, a pesar de no ser más que una niña pequeña, no es otra que la salud de su familia y sus seres queridos. Sin duda, esta luqueña de 8 años es un ejemplo de que en un cuerpo pequeño cabe un corazón enorme.