2018 será un año difícil de olvidar en la memoria del Real Club Priego tenis de mesa y buena parte de “culpa” la tiene el insaciable instinto ganador de “su” Cajasur. Será el año de la temporada perfecta y del doblete, pero, sobre todo del inconformismo.
Porque, lejos de quedarse en la autocomplacencia, ha cerrado 2018 con formato de gigante. Hace una semana hacía historia pasando a los cuartos de final de la ETTU Cup tras eliminar a todo un Pro A como el Istres en su casa y anoche daba un paso importantísimo en sus aspiraciones de revalidar el título de Liga de la temporada pasada tras vencer en la pista del Borges por 1-4.
Si cabe, el mérito es mayor atendiendo a que la escuadra ilerdense era la única que no conocía la derrota en la competición doméstica. Además, con el valor añadido de afrontar la competición con tres palas de la tierra como son los casos de Durán, Monzó y Masip. Pero se toparon con un Cajasur de dulce y eso, a día de hoy, es mucho.
De salida, Carlos Machado ya puso las bases del triunfo con un 0-3 sobre Oriol Monzó, con quién reeditaba el pasaje de la agónica final de Copa del Rey vivida en Antequera. Machado estuvo más certero en los momentos decisivos de un partido que estuvo ajustado en todas sus mangas.
Después, entraba en escena André Silva, a quien le tocaba el emparejamiento más exigente: Marc Durán. Y el internacional demostró que es una póliza de seguros para su equipo. Pese a que el luso del Cajasur ofreció puntos para enmarcar, el catalán fue más sólido y se llevó el partido por 3-0.
Por lo tanto, el 1-1 obligaba a empezar de cero para ambos. Y ahí Luis Calvo reservaba una sorpresa. Qiyao Han estaba en la convocatoria, pero Diogo Carvalho, con quien se enfrentará el Cajasur en la ETTU Cup al pertenecer al Sporting de Lisboa, también. Y el director técnico de la escuadra prieguense apostó por el portugués ante Masip. Y, siguiendo la tónica del partido, cerró el suyo con un 0-3, que acercaba a la puntuación al Cajasur.
De paso, también transmitía calma a Machado ante el esperadísimo partido ante Marc Durán. Y no defraudó. Todo lo contrario. El catalán comenzó fuerte con un 11-3, pero ya se sabe que “sacar” al número 1 es muy difícil y el prieguense echó mano de la experiencia para voltear el partido y llevarlo al 1-2. El cuarto set fue agónico, pero se lo adjudicó el local por lo que el punto y el partido quedaban condicionados a la quinta manga. Y ahí Carlos Machado no perdonó.
El Cajasur tenía dos oportunidades para llevarse una victoria de esas que pueden tener valor añadido al final del campeonato. Y así sucedió. Carvalho, de nuevo en escena, optó por no dar esperanzas a Oriol Monzó y la prueba de ello fue la resolución de la tercera manga. La del 0-3, la que completaba el 1-4 que agiganta las ilusiones del Cajasur de levantar su quinto título de Liga.