Unos 60 kilómetros para sumergirse en el mar de olivos del Guadajoz y alcanzar Córdoba
El proyecto europeo ‘Caminos Jacobeos del Oeste Peninsular’ revitaliza el Camino Mozárabe a su paso por la provincia de Córdoba
El paisaje que nos rodea es, a la par, el resultado de la climatología y la manifestación de cada zona como sociedad. El de la provincia cordobesa difiere de norte a sur y de este a oeste. Así, la comarca del Guadajoz posee un mar inmenso, aunque sus aguas son de olivos.
Sumergirse en él se plantea ahora como un atractivo turístico con el que adentrarse, además, en el Camino Mozárabe a Santiago, un recorrido que la Diputación de Córdoba está revitalizando gracias al proyecto europeo ‘Caminos Jacobeos del Oeste Peninsular’.
“El objetivo de éste es establecer una estrategia que favorezca el desarrollo de infraestructuras y servicios en los Caminos a Santiago del Sur peninsular con mayor tradición jacobea -Vía de la Plata y Camino Mozárabe en España, Camino de la Costa y Camino Portugués en Portugal-, que tienda a proteger y valorizar el patrimonio cultural y natural, como soporte de base económica de esta región transfronteriza”, indica el delegado de Programas Europeos de la institución provincial, Víctor Montoro.
Montoro explica que, con un presupuesto de 197.754,46 euros -financiados por el fondo Feder-, “queremos llevar a cabo acciones que dinamicen el Camino Mozárabe por los 14 municipios de cuatro comarcas por los que transita el recorrido en nuestra provincia”.
Así, desde Alcaudete, puerta de entrada desde la provincia de Jaén al Camino Mozárabe, se contabilizan casi 80 kilómetros, que se pueden realizar en tres o cinco etapas, dependiendo de la capacidad física del peregrino. La primera etapa, de 24,6 kilómetros hasta llegar a Baena, introduce al caminante tras salir de Alcaudete en una senda de olivares, que llegan hasta las ruinas de dos cortijos. Se bordea la laguna Saboral, se cruza la vía verde hasta ver la flecha amarilla que indicará el recorrido hasta Baena.
Ya en pleno Valle del Guadajoz transcurre la segunda etapa, destacando su llanura. Son 20 kilómetros en los que el peregrino verá el río Guadajoz, campos de cereal, prados y algunos eucaliptales hasta llegar a Castro del Río, localidad que cuenta con un albergue municipal.
Desde el municipio castreño, se plantean dos opciones: realizar los casi 40 kilómetros en un recorrido de campos alomados, sin apenas sombras, hasta alcanzar la capital; o bien, utilizar una propuesta alternativa que discurre por Espejo. Tanto para uno como para otra, la salida comienza en la avenida de la Diputación hasta el cuartel de la Guardia Civil.
De ahí, el camino se bifurca en la ruta directa a Córdoba por la derecha y por la izquierda, buscando el puente sobre el río Guadajoz, en la que arranca el tramo hasta Espejo, que consta de 9 kilómetros. El siguiente tramo hasta Santa Cruz, de 12 kilómetros, vuelve a tener en el río Guadajoz un compañero para el peregrino. La última de estas etapas, entre la aldea de Santa Cruz y la capital cordobesa, recorre 24 kilómetros en los que el mar de olivos muta al paisaje cerealista hasta dar con los espacios urbanos de la capital.
De ahí, el Camino Mozárabe continúa ascendiendo por la comarca de Los Pedroches, otra propuesta para adentrarse en un paisaje radicalmente distinto al del Guadajoz y conocer como peregrino Cerro Muriano, Villaharta, Alcaracejos e Hinojosa del Duque.