El patrimonio cultural que atesora Córdoba es inigualable e incomparable. Tras el nombramiento ayer domingo por parte del Comité de Patrimonio Mundial de inscribir al Conjunto Arqueológico de Medina Azahara en la Lista de Patrimonio Mundial, la capital cordobesa ha logrado un hito sin precedentes.
Con este nuevo reconocimiento, Córdoba se convierte con la única ciudad del mundo con cuatro declaraciones de Patrimonio por parte de la UNESCO. La Mezquita-Catedral, el Casco Histórico, Los Patios y ahora Medina Azahara han conseguido situar a Córdoba como foco cultural a nivel mundial.
Con la de Medina Azahara, Andalucía cuenta ya con 13 declaraciones de patrimonio, de las que nueve son de Patrimonio Mundial; en concreto, la Mezquita de Córdoba; la Alhambra y Generalife de Granada; la Catedral, el Alcázar y Archivo de Indias de Sevilla; el Parque Nacional de Doñana; el Albaicín de Granada; el Centro Histórico de Córdoba; el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica; los Conjuntos Monumentales Renacentistas de Úbeda y Baeza (Jaén); y el Sitio de los Dólmenes de Antequera (Málaga).
A estos hay que sumar tres más de Patrimonio Cultural Inmaterial, que son el flamenco, la revitalización del saber tradicional de la cal artesanal en Morón de la Frontera y la Fiesta de los Patios de Córdoba.
Con esta última incorporación, España cuenta con 47 bienes inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial y se mantiene como el tercer país del mundo con más bienes. De ellos, 41 son bienes de patrimonio cultural, cuatro de patrimonio natural y dos mixtos.
Medina Azahara
El yacimiento arqueológico de Medina Azahara corresponde a una ciudad de nueva fundación erigida a mediados del siglo X como sede del Califato de Córdoba por la dinastía Omeya de occidente. La ciudad fue destruida tras un corto periodo de vida, permaneciendo desde entonces ignorada hasta su recuperación a principios del siglo XX.
El sitio presenta el valor de constituir un conjunto urbano completo que incluye sus infraestructuras, edificios, decoración y objetos de uso cotidiano, lo que permite obtener un conocimiento exhaustivo de la cultura material de una civilización desaparecida en el momento de su máximo esplendor.
Además, la excepcional preservación del entorno posibilita la recuperación de los valores paisajísticos que apoyaron la elección del lugar, así como las huellas de su impacto territorial.
La universalidad de valor cultural del sitio se ve acrecentada por su excepcionalidad al tratarse del único ejemplo conservado de una ciudad de esas características dentro del ámbito europeo y aún de ese periodo histórico en el conjunto de la cultura islámica. El ocultamiento del sitio durante casi un milenio ha permitido su mantenimiento inalterado.
El proceso de recuperación a través de su excavación y protección se ha continuado a lo largo de un siglo, promovido por las instituciones públicas. La promoción oficial, primero estatal y luego autonómica, ha garantizado la propiedad del sitio, otorgando las máximas figuras de protección, y ha impulsado la constitución de una institución específica para su gestión, el Conjunto Arqueológico, dotándolo de las instalaciones y personal adecuado.