El Hospital Reina Sofía realiza al año unas 1.600 intervenciones de cardiología intervencionista
El Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Reina Sofía realiza cada año cerca de 1.600 procesos intervencionistas, una subespecialidad clave para la supervivencia en patologías como el infarto agudo de miocardio o insuficiencia cardíaca y de la que cada vez se benefician más perfiles de pacientes, gracias al desarrollo y al incremento de la seguridad que estas intervenciones han experimentado desde que en 1966 se utilizara la primera técnica intervencionista (técnica de Rashkind y Miller) en un neonato en el mundo.
El complejo sanitario cordobés ofrece una cartera de servicios completa en este campo de la Cardiología y acumula, anualmente, 1.200 abordajes de intervencionismo coronario, 180 de aórtico, entre 40 y 30 de válvulas mitral y tricúspide, así como los casos infantiles, entre otros. Según apunta el jefe de servicio Cardiología del centro, Manuel Pan, “es increíble la gran revolución que se ha vivido, motivada por el desarrollo de estas técnicas que nos han aportado calidad, seguridad y oportunidades de vida para nuestros y nuestras pacientes”.
El doctor Pan señala que “es curioso que todo empezara en el neonato, pero el campo en el que más se ha progresado ha sido en el adulto por el mayor número de pacientes”. En esta línea, explica que otro hito clave a tener en cuenta es la expansión de la técnica de Gruentzig (1977), que realizó la primera angioplastia coronaria transluminal percutánea con balón (angioplastia de balón). “A partir de ese momento nacieron los stents y empezó a expandirse a todo tipo de pacientes primero solo con stents metálicos no medicalizados y, posteriormente, los medicalizados que son los de última generación que estamos utilizando en la actualidad”.
Se trata de procedimientos muy seguros no solo en el terreno coronario, también en las válvulas, donde igualmente se ha producido una evolución importante, ya que “antes solo se utilizaban las dilataciones con balón (válvula mitral, aórtica y pulmonar) y, de ahí, hemos pasado a implantar válvulas en estas localizaciones”. Precisamente este último avance en la válvula aórtica es el que más vidas está salvando junto al código infarto, dado que permite aumentar los años de vida en pacientes con estenosis aórtica. El futuro, según destaca el doctor Pan, pasa por el implante de la prótesis tricúspide, un procedimiento que queremos abordar de cara a los próximos años.
Gracias a esta evolución histórica y a la formación continua del equipo de Cardiología cordobés, los y las pacientes han podido beneficiarse de todas estas técnicas que dan respuesta a un espectro de pacientes cada vez mayor. De hecho, en la actualidad se benefician de estas técnicas desde pacientes en edad neonatal hasta nonagenarios. Igualmente, dada la seguridad de los procedimientos, están cambiando las indicaciones en determinados perfiles de pacientes que antes solo tenían indicación quirúrgica.