Un nuevo estudio realizado por el arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Baena José Antonio Morena, en colaboración con Antonio Moreno del Museo Arqueológico de Cabra y Javier Moralejo y Jesús Robles de la Universidad Autónoma de Madrid, aporta datos interesantes sobre uno de los episodios históricos más relevantes acaecidos durante la república romana que tuvo como escenario buena parte de la campiña cordobesa. Se trata de la guerra civil que enfrentó, a mediados del siglo I a.C., al mismísimo Julio César contra los hijos de Pompeyo el Grande que conocemos bastante bien gracias al libro titulado Bellum Hispaniense, o sea, la guerra de Hispania. El artículo que acaba de publicarse en la revista científica Zephyrus de la Universidad de Salamanca con el título “En torno al Bellum Hispaniense y las glandes inscriptae de Hispania. Un nuevo proyectil con inscripción cesariana procedente de Montilla (Córdoba)”, aborda el análisis de un objeto de pequeñas dimensiones, fabricado en plomo, que se usó como munición en algún enfrentamiento entre ambos ejércitos, en la zona de Montilla, pues ahí es donde se halló el artefacto, hace años y de manera casual.
Es un proyectil o glande en forma de bellota, con los extremos apuntados, que mide 4,5 cm de longitud, 2 cm de anchura y 1,7 cm de altura con un peso de 71,1 gramos lo que permite situar cronológicamente la pieza en el contexto de las guerras civiles romanas de Hispania a lo largo del siglo I a.C. Es conocido, por las referencias de varios autores clásicos, el dominio que tenían los antiguos habitantes de la península ibérica, pero sobre todo de las Islas Baleares, sobre la honda, un arma de gran impacto que permitía el lanzamiento de proyectiles de piedra, plomo e incluso de barro cocido, pues podían desarmar y derribar a los defensores situados en las murallas, así como romper escudos y yelmos y toda clase de corzas.
La singularidad del proyectil montillano está en dos inscripciones en relieve y en letras capitales que presenta en sentido longitudinal y en lados opuestos; en una de ellas se lee: IPSCA y en la otra CAES(AR). Los autores consideran que estamos ante un “unicum”, es decir, un objeto del que no se conoce otro igual. De hecho, es la primera vez que se encuentra un proyectil de plomo con el nombre de Julio César y también es la primera vez que se documenta en este tipo de piezas el nombre de la ciudad ibero-romana de Ipsca, situada en el término municipal de Baena, a unos 19 km del lugar donde se encontró el proyectil.
También es la primera mención explícita a una ciudad del periodo en Hispania y en el corpus de glandes inscriptae con inscripción latina conocido hasta la fecha. A ello cabe añadir que es, cronológicamente, “la primera mención epigráfica de la ciudad”. Morena señala que “las inscripciones plasman de manera muy concreta y específica la vinculación entre César y la ciudad ibero-romana y nos sugieren que se habría producido un enfrentamiento entre cesarianos y pompeyanos en la zona de Montilla, a unos 19 kilómetros en línea recta al suroeste de la propia Ipsca, aunque no es posible asegurar si fue un combate más entre ambos ejércitos previo a la batalla final o si corresponde a esa decisiva batalla de Munda (17 de marzo del año 45 a.C.), como propusieron en su día Sánchez Molero, Stoffel o Schulten, entre otros muchos, aunque también se ha planteado que dicho escenario podría ubicarse en la campiña sevillana”.
Como vemos, añade, la arqueología aporta datos interesantes que no figuran en las fuentes antiguas, caso del Bellum Hispaniense, pues ahora sabemos que la ciudad de Ipsca, no citada en dicho libro, participó en la contienda al lado de Julio César, junto a otras urbes como Obulco (Porcuna) o Ulia (Montemayor) y que lo hizo aportando no sólo munición sino, quizás también, algún cuerpo de honderos.