El Hospital Universitario Reina Sofía ha puesto en marcha una consulta de Enfermería en la Unidad de Cirugía General y Digestiva que está destinada a pacientes que van a ser intervenidos de Cirugía hepática y Cirugía colorrectal. Más de 70 personas se han beneficiado ya de este nuevo protocolo que busca mejorar la recuperación del paciente postquirúrgico y facilitar su incorporación a la vida normalizada lo antes posible. Esta iniciativa se enmarca en los protocolos ERAS (Enhanced Recovery After Surgery), que consisten en implementar medidas pre, intra y postoperatorias para favorecer la calidad de vida y la efectividad del proceso quirúrgico.
La Unidad de Cirugía General y Digestiva impulsó la implantación de estos protocolos hace un par de años, tras analizar las posibilidades de mejora en un artículo de la propia unidad en el que señalan que aproximadamente un 50% del total de casos de cirugía hepática laparoscópica podría incluirse en este tipo de protocolos. Según explica el director de este servicio, Javier Briceño, “se trata de aplicar medidas avaladas por la evidencia, que permitan reducir el dolor o riesgo de complicaciones, minimizar la estancia en el hospital, fomentar una mejor y más rápida recuperación tras la intervención, etc. En definitiva, se trata de ofrecer una atención personalizada a cada paciente, diseñando un tratamiento quirúrgico individualizado”.
Para ello, ha sido necesario el análisis del perfil de pacientes que podían beneficiarse de este protocolo y crear una consulta específica en la que, antes de la operación, se recibe al paciente y, allí, la enfermera especializada, Adela Castellano, le informa y establece un itinerario individualizado que la persona tiene que seguir antes de la operación con el obejtivo de encontrarse en el mejor estado de salud posible.
Concretamente, según explica la enfermera, “le hacemos un cribado nutricional, a fin de descartar que exista riesgo de desnutrición, en cuyo caso se le derivaría al especialista oportuno. Si su estado nutricional es adecuado, se le recomienda una dieta saludable, terapia activa –indicada por la Unidad de Fisioterapia y Rehabilitación-, se le realiza también un control de la anemia –para detectar si hay o no que administrar hierro intravenoso- y se le informa de todo el proceso –desde que ingresa hasta que se va de alta-. Porque está demostrado que cuanta más información y conocimiento tiene el paciente, menos ansiedad desarrolla y, también, mayor capacidad de decisión sobre su proceso”.
El siguiente momento es la intervención y el postoperatorio, donde la implantación de este protocolo establece iniciar una movilización y nutrición precoz. “Así, en el mismo día de la operación, a las pocas horas, movilizamos al paciente y empezamos el proceso de tolerancia de líquidos. Esto, junto a la seguridad por haber estado informado de todos los pasos que se iban a dar, hace que la recuperación sea mejor y más rápida”, destaca Adela Castellano.
Para implantar estos protocolos en un centro sanitario existen guías actualizadas por la ERAS Society en diferentes especialidades, en las que se establecen los pasos a seguir (creación de equipo multidisciplinar, adaptación de la guía a las particularidades del centro, establecer los recursos disponibles, también las responsabilidades, los indicadores con los que se evaluarán los resultados y mecanismos de evaluación continua, entre otros). En este protocolo ERAS han trabajado multitud de profesionales del hospital de los Servicios de Cirugía General y Anestesiología, de Enfermería de hospitalización y del bloque quirúrgico, de Nutrición y Fisioterapia.