Este año se ha celebrado por primera vez el Día Internacional de la Geodiversidad, el 6 de octubre. Aprovechando la efeméride, se ha presentado en Rute un proyecto de geo-educación de ámbito regional impulsado por la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta. Para ello, se desplazó hasta el IES Nuevo Scala el delegado provincial, Juan Ramón Pérez Valenzuela. Sin olvidar el tesoro del Geoparque de las Sierras Subbéticas, se ha elegido el instituto ruteño para la puesta de largo de esta unidad didáctica por su apuesta por difundir esta materia.
Como recordó su director, Juan José Caballero, desde hace años aquí se organiza la fase provincial de la Olimpiada de Geología. Además, se ha colaborado en la elaboración del material, consistente en 20 fichas con actividades que tratan diversos aspectos relacionados con la geodiversidad. El mérito de implicarse así en el estudio y la divulgación de esta disciplina es doble porque, como también subrayó, no es en sí misma una disciplina en los planes educativos, sino que está dentro de la Biología-Geología, como asignatura única de “un itinerario del Bachillerato”.
El delegado aplaudió la labor divulgativa del centro ruteño con la riqueza de nuestro Geoparque. Por eso, aparte de la presentación en sí, la jornada incluyó una serie de talleres temáticos para los estudiantes. Cree que la flora y la fauna de la Subbética son muy conocidas desde hace tiempo, mientras que ha habido que esperar más para que se reconozca su valor geológico, gracias, dijo, a las instituciones locales. Por todo ello, el Geoparque ocupa un lugar prioritario en este proyecto, que considera “pionero”, por su contenido y por estar adaptado a las nuevas tendencias educativas. La idea a medio plazo es elaborar un material similar para “edades más tempranas”.
En la misma línea, el alcalde Antonio Ruiz matizó que, dentro de la riqueza conjunta del entorno de la Subbética, el Geoparque es “único, por cuestiones científicas, de medioambiente y de desarrollo económico”. Y es que por su suelo discurre la sal del Mar de Tetis, que fluye por los arroyos. Contar con esa sal “tan suave y de tanto sabor”, obtenida una vez se evapora el agua “con la única energía del sol”, constituye un elemento “de desarrollo sostenible”.