La música es terapéutica y en Rute una seña de identidad. Durante el confinamiento decretado por el estado de alarma, la Banda Municipal tuvo que suspender los ensayos. Ahora, los han retomado. Podrían haberlo hecho con la fase 1, pero según el director, Carlos Aguilera, han preferido hacerlo ya en la fase 2. Mientras, han aprovechado para acondicionar el espacio en la Escuela Taller, junto al colegio Fuente del Moral, y garantizar las medidas de seguridad y distancia. Ha sido complicado por el gran número de miembros, 63 actualmente. De hecho, no han podido volver a la sala de interior habitual. Así que, con el permiso del Ayuntamiento, han utilizado el patio que hay justo al lado. Se han colocado unas pegatinas en el suelo, para que las sillas no se muevan.
Aparte de reubicarse, han debido acostumbrarse a la nueva acústica. Con los instrumentos de percusión, la distancia de seguridad puede reducirse a un metro y medio. En otros de viento, como el trombón, se ha ampliado a tres. Como consecuencia de esos cambios, ocupan los 25 metros que mide el patio de esquina a esquina. Aun así, las propias paredes del colegio y la Escuela Taller hacen que la acústica suene un poco menos extraña. Teniendo en cuenta tantos condicionantes, Carlos Aguilera asegura que el primer ensayo ha sido muy positivo. Al fin y al cabo, había muchas ganas de volver a tocar al cabo de casi tres meses.
De cara a conciertos, habría que trasladar la logística de los ensayos a amplios espacios abiertos de Rute como el Paseo Francisco Salto o el Paseo del Fresno. No quiere precisar fechas, pero confía en que a mediados de julio puedan volver a tocar para el público. La normativa, pero necesitan un plazo mínimo para que la entrañable banda ruteña vuelva a sonar como una máquina conjunta perfectamente engrasada.