En este episodio de ‘Misterios de la Subbética’ os traemos una leyenda que no mucha gente conoce, pero que sin duda despierta un gran interés entre los amantes de lo místico. Y es que la leyenda que sitúa la tumba de Noé en la Subbética bien podría servir como tema principal de un capítulo de “Cuarto Milenio”.
Según la creencia sefardí, la Sierra de Aras, situada a seis kilómetros del núcleo poblacional de Lucena, no es otro que el Ararat del fin del Diluvio (Génesis 8, 1-5), en cuya cumbre se posó el arca de Noé. Esta leyenda, como tantas otras, alimenta sin duda la cultura popular lucentina. Cierta o no, de lo que sí hay constancia es que la Sierra de Aras, cuyo nombre podría prevenir precisamente de Ararat, ha estado habitada desde tiempos inmemoriales.
En su ladera se halla la Cueva del Ángel, un santuario paleolítico (datado en el 75.000 a.C.) frecuentado como lugar mágico a lo largo de la historia. Incluso los judíos lo consideraron el altar que Noé construyó para dar gracias a Dios por el fin de la lluvia.
A 15 kilómetros hacia el oeste de Lucena encontramos el yacimiento de La Morana, de la Edad del Bronce, ininterrumpidamente habitado hasta época ibérico-tartésica, donde aún se conserva bastante bien la cripta cilíndrica que los antiguos hebreos y no pocos cristianos calificaron como tumba de Noé.
Referencias: Artículo de Carlos Chevallier publicado en la revista 'Más Allá'