La Sociedad Civil de Lucena, representada por los colectivos y entidades abajo firmantes, ante los comentarios racistas y xenófobos y la concentración acaecida el lunes 26 de agosto en la Plaza Nueva, oponiéndose a la reimplantación en la localidad de un centro de acogida de Menores Extranjeros No Acompañados, expresa:
En Lucena, ciudad de Las Tres Culturas, La Perla de Sefarad, al igual que en el resto de Andalucía y de España, vivimos tiempos en los que, a base de confundir a los ciudadanos con informaciones falsas o tergiversadas, determinados agentes intentan generar corrientes de opinión tendentes a favorecer sus espurios intereses. Se pretende cuestionar si la solidaridad con los que menos tienen es una obligación o una opción, persiguiendo establecer y acrecentar la división ‘nosotros/ellos’, pervirtiendo el lenguaje para lograrlo con mayor eficacia.
En esa situación, los nuevos damnificados –y paradójicamente los más vulnerables- son los MENAS. MENA no son solo unas siglas, o una categorización, que nos resulta fácil atacar y mandar al limbo social. “No queremos MENAS”; “No MENAS en Lucena”; son las frases más empáticas que hemos podido leer y escuchar estos días esgrimidas desde un sector de la ciudadanía.
Creemos, a buen seguro, que dichas expresiones no son más que fruto de la impetuosidad, la cerrazón y de un inexistente proceso reflexivo. Aquellas voces que se alzan contra estos menas, repudiándolos por su identificación o pertenencia a determinado colectivo, ¿se alzarían con igual contundencia para hablar de jóvenes, adolescentes (12-17 años), que se encuentran solos en un país al que llegaron huyendo de miseria, esclavitud, guerra o simplemente para salvar la vida? ¿Se atreverían a decirle a un niño desamparado de 12 años “aquí no cabes, búscate donde dormir, comer y sobrevivir”? Confiamos en que no y queremos advertir de que eso es lo que realmente propugnan cuando se oponen a los MENA por decreto.
Quiénes malintencionadamente asocian el Centro de Acogida de Menores no Acompañados a la delincuencia y a problemas de adaptación demuestran su desconfianza inamovible en la sociedad en la que vivimos y en sus propios vecinos. Asimismo, contravienen la presunción de inocencia, un principio fundamental de cualquier Estado de Derecho, y estigmatizan, de forma injusta e infundada, a un conjunto de personas, por su procedencia, raza o condición social, quebrando, así, otro pilar básico de nuestra convivencia.
Esos niños, proyectos de hombres, son acogidos para recibir apoyo, para que puedan sobrevivir, para ser educados en valores y en conocimientos y quedarán al amparo de profesionales (lucentinos/as) que velarán por su correcto desarrollo personal e inclusión. ¿Está condenado a la delincuencia un niño, un adolescente, sólo por su origen? Sí. Sí lo está si lo sentenciamos a la marginalidad y a la exclusión social. Y eso es precisamente lo que se evita, o procura paliar, con los centros de acogida.
La solidaridad y la proporción de recursos básicos a cualquier ciudadano del mundo no es una opción, es una obligación. Lo es para el Ayuntamiento de Lucena, Junta de Andalucía y para el Gobierno de España. Por ejemplo, en 2015, el Pleno de la Corporación, por unanimidad de todos los grupos políticos, declaraba a Lucena ‘Ciudad Refugio’. En este sentido, cabe precisar que la acogida de estos menores, su protección y la garantía de unas condiciones dignas de vida comportan un deber para todo órgano estatal; sin que quepan, por tanto, expresiones y actitudes insostenibles y absurdas que trasladan este cometido a quienes exteriorizan sensibilidad y compromiso con esta causa.
No nos podemos preguntar siquiera si queremos actuar, hemos de hacerlo y así lo dicta la ley. Nuestras ordenanzas municipales, nuestro Estatuto de Autonomía y nuestra Constitución beben de tratados internacionales como el de los Derechos Humanos o el de los Derechos del Niño que nos señalan, de manera imperativa, la línea que debemos seguir en nuestras políticas y leyes. Quienes defienden una alternativa distinta, proponen ir contra organismos y herramientas nacidas justo después del último gran período de oscuridad de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial. Quienes abogan por el no cumplimiento de los tratados internacionales y sus obligaciones optan por un aislamiento internacional para España. ¿Es eso lo que quieren?
Los entidades que firmamos el presente manifiesto invitamos a los ciudadanos de Lucena a que mediten pausadamente, en términos humanos, jurídicos y solidarios, sobre esta tesitura, a la vez que saludamos y damos de nuevo la bienvenida al Centro de Acogida de Menores Extranjeros no Acompañados a nuestra ciudad, así como haremos con cualquier otra iniciativa que favorezca la inclusión de cualquier persona en riesgo de exclusión social.
Por una Lucena más justa, más solidaria y más integradora, estaremos vigilantes a la situación en la que se encuentren los menores acogidos y ponemos a disposición nuestras entidades para favorecer su inclusión y bienestar en nuestra ciudad.