¿Cuántas variedades de olivo existen en España?: un grupo de investigadores detectan 173 nuevas

El aumento significativo del germoplasma de olivo cultivado en nuestro país permite profundizar en el conocimiento sobre su diversidad y estructura genética.

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Un grupo de investigadores coordinados por el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) ha logrado detectar 173 nuevas variedades de olivo tras una campaña de búsqueda y recuperación de variedades minoritarias a nivel nacional, lo que eleva un 68%, hasta las 427, el número de variedades detectadas en España.

Este aumento significativo del germoplasma de olivo cultivado en nuestro país permite profundizar en el conocimiento sobre su diversidad y estructura genética. En este sentido, se ha identificado un nuevo foco de diversidad en las regiones de La Rioja y Aragón y se ha corroborado la clara separación entre el germoplasma del sur y del norte-noreste de España, con un nivel significativamente alto de mezcla en la zona de Levante y Baleares.

La recuperación de variedades locales, algunas adaptadas a condiciones ambientales particulares, puede ser crucial en la búsqueda de rasgos agronómicos y oleotécnicos de interés para afrontar los nuevos desafíos abióticos, tecnológicos o de mercado en futuros escenarios. En concreto, durante esta campaña de detección se han recopilado un total de 645 muestras procedentes de diferentes regiones olivícolas a nivel nacional.

Tras el procesado de estas muestras y su posterior identificación mediante un set de marcadores moleculares, las nuevas variedades han sido incluidas en el Banco de Germoplasma Mundial del Olivo de la Junta de Andalucía en Córdoba (BGMO-ESP046), lo que asegura su salvaguarda y conservación. España, como líder mundial en número de olivos cultivados, posee una importante diversidad genética que hasta ahora estaba representada por las 254 variedades nacionales catalogadas.

Sin embargo, se tenía constancia de que esa cifra subestimaba la realidad, para lo que se ha puesto en marcha esta campaña de búsqueda y recuperación de variedades minoritarias coordinada por un equipo de investigadores del centro Ifapa Alameda del Obispo, en Córdoba capital.

En la campaña han participado investigadores de dicho instituto adscrito a la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, así como del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de Cataluña (IRTA), del Gobierno de La Rioja, del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), de la Universidad de Zaragoza y del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC (IAS-CSIC).

Recuperación de variedades

La nueva olivicultura está apostando cada vez más por la plantación de unas pocas variedades de olivo que se adaptan mejor a los sistemas modernos de manejo del cultivo. Esta tendencia conduce a la exclusión de variedades locales y tradicionales no tan conocidas, que quedan relegadas a un plano testimonial o a su desaparición en lo que se conoce como efecto de erosión genética.

Para evitar esta pérdida del patrimonio genético, desde el Banco de Germoplasma Mundial de Olivo ubicado en el centro Ifapa Alameda del Obispo (Córdoba) se trabaja en la recuperación, conservación y estudio de las diferentes variedades de olivo conocidas. Su objetivo es contribuir a la preservación y estudio de este patrimonio para la mejora de los cultivos y garantizar la seguridad alimentaria y nutricional.

Estas instalaciones científicas de la Junta de Andalucía mantienen en la actualidad más de 1200 accesiones provenientes de 29 países y es el único en tener identificados todos los árboles de su colección, lo que ha sido posible gracias a la puesta a punto de un set de marcadores de última generación.

El Banco de Germoplasma Mundial de Olivo de Córdoba cuenta también con una copia de seguridad en las instalaciones del centro Ifapa Venta del Llano (Jaén) para asegurar la conservación del germoplasma ante cualquier imprevisto medioambiental, plagas o enfermedades.

Este patrimonio genético también incluye poblaciones auténticamente silvestres (acebuches) encontradas en hábitats naturales bajo escasa o nula influencia antrópica que podrían representar una fuente adicional de variabilidad genética en el futuro.