El pasado miércoles finalizó la excavación arqueológica en el Recinto de La Viñuela, una actuación realizada desde el Museo Histórico de Almedinilla por Manuel Abelleira, Manuel Ramírez, Francisco J. Matas, Ignacio Muñiz, Andrés Adroher, Diego Gaspar, teniendo otra semana (hasta el 4 de junio) para inventariar el material exhumado, catalogarlo, dibujarlo, terminar planimetrías, pasar a limpio las fichas del registro arqueológico y sus Unidades Estratigráficas, consolidación y protección de los muros exhumados, así como todo el análisis interpretativo.
A falta de consensuar interpretaciones, se pueden plantear las primeras conclusiones y/o hipótesis acerca de la excavación. El Recinto de La Viñuela es una construcción de cultura ibérica tardía de carácter singular (40 x 9 mts) realizada con cierto esfuerzo y gasto de energía a partir de un muro de sillarejo que en origen tenía un mínimo 1,5 mts. de altura creando un espacio rectangular que en su interior estaba compartimentado en diferentes estancias.
Hasta ahora se han documentado dos estancias interiores, con al menos una planta y semisótano (se han encontrado huellas de vigas). Los muros tenían un zócalo de piedra y un alzado de ladrillos de adobes cuyo derrumbe hemos podido documentar muy bien. La altura del recinto sería por tanto (al menos por algunas de sus partes) de unos 6 mts.: 3mts. de muro de sillarejo y tal vez otros 3 mts. de alzado de adobe, pudiendo de esta manera adquirir el semblante de una fortificación.
El Recinto es una construcción aislada y sin formar parte de un poblado fortificado (oppidum). Se emplea el término de Recinto Fortificado para identificarlo por ser un término amplio y definir una construcción aislada y de carácter singular cuya función (al menos una de ellas) sería la defensa y control visual del territorio. La Viñuela se ubica en lo alto de un cerro protegido por los tajos naturales en su cara Sur y directamente relacionado visualmente con el poblado ibérico del Cerro de la Cruz.
También tiene visibilidad con Ipolcobulcola (Carcabuey) , Iliturgicola (Fuente Tójar) , Cueva de los Mármoles (posible santuario en época ibérica), oppidum de Torre Morana (Baena), Recintos Fortificados de Carcabuey y Castil de Campos, poblado del Cerro de las Canteras (Alcalá La Real), poblado de Alcaudete, Tucci (Martos) y Obulco (Porcuna). Es cierto, no obstante, que la tipología de La Viñuela es diferente a los recintos más frecuentes documentados en la Subbética cordobesa: de 17 x 12 mts aproximadamente y sillares ciclópeos, pero de funciones seguramente similares.
Otras posibles funciones que pudieron actuar simultáneamente serían el control de algún recurso y el almacenamiento de ese recurso. No descartamos también un uso cultual (pero hoy por hoy sin datos). Estas funciones de existir debieron estar combinadas en cualquier caso con las labores propias de la vida cotidiana, ya que hemos encontrado evidencias de cocina, trabajo en telar, almacenamiento, posible zahurda.
La Viñuela es un yacimiento monofásico: Ibérico tardío y centrado en el siglo II a. C. (con cerámicas indígenas: ánforas pintadas y sin pintar, platos de borde vuelto, toneletes, lebrillos, ánforas Campamentos de Numancia, morteros del Bajo Guadalquivir…) con un nivel de incendio potente (no hay ocupación posterior) gris-blanquecino que ha concrecionado la cal (de enlucidos y encalados de paredes, suelos, techos…de los que han quedado huellas) con los materiales cerámicos y los propios ladrillos de adobe. Tiene una secuencia estratigráfica y un conjunto de materiales muy similar a lo documentado para el poblado ibérico del Cerro de la Cruz, con quien lo vinculamos directamente.
La destrucción del Recinto pudo ser por tanto violenta y coetánea a la del Cerro de la Cruz. En la prospección de los alrededores del Recinto hemos encontrado tachuelas de caligae, puntas de flecha sagitta y flechas de ballesta tipo escorpión, fíbulas La Tene II...) que van en esa dirección: un asalto y toma violenta del recinto por parte de soldados romanos, aunque hubo de ser una toma rápida y sin asedio ya que una de las características de los asedios es la aparición de glandes que aquí no encontramos.
Se descarta que este yacimiento sea un complejo aristocrático y palacial (como se ha dicho para otros similares). En este sentido, se considera que habría que definir (redifinir) el término "aristocrático" para estos tiempos, incluso el concepto de "sociedad guerrera" para los iberos. En cualquier caso no se entiende que un aristócrata pudiera ejercer su poder de clase aislado en el territorio y equidistante de otros muchos recintos con similares funciones y con los que tiene conexión visual. Por otro lado un "complejo palacial" o más bien un edificio singular vinculado a las aristocracias locales entendemos que se debiera situar en una ciudad u oppidum, no aislado. Por último, no existe cultura material que nos hable de un "Señor de la Guerra" (armas, elementos de prestigio…) y si hubiera alguno de estos elementos (en intervenciones futuras) sería más razonable pensar en un grupo de personas (varias familias, una guarnición…) con armas, pero no necesariamente aristócratas, que combinarían las labores de vigilancia y control con las propias del vivir cotidiano.
Los restos del Recinto se usaron de forma intensiva en la Guerra Civil Española con una gran cantidad de alambres que hay en la zona, junto a clavos modernos (lo que parece indicar que se usó mobiliario como parte de la defensa de las trincheras) cartuchos, balas y peines de máuser. Una posición dentro del frente de guerra estable que se ubicó en el término municipal de Almedinilla y que ya tenía documentado el Museo Histórico de Almedinilla.
El Recinto de La Viñuela se alza sobre la cortijada del mismo nombre y su ermita (de gran interés etnológico y en relación a la arquitectura tradicional) con su romería a la Virgen de la Cabeza y atravesada por el carril sobre el que discurre la ruta senderista GR 7. Esto, añadido a las vistas espectaculares desde lo alto del cerro, resalta la importancia arqueológica, histórica y como elemento dinamizador del patrimonio de este enclave, merecedor de una atención y puesta en valor adecuada.
Desde el Museo Histórico de Almedinilla han agradecido a los propietarios de la finca el apoyo y facilidades dadas para la investigación, y han informado que por parte del Ayuntamiento no se va a continuar con la denuncia que en su día, a través del SEPRONA de la Guardia Civil, se realizó ante el deterioro que supuso para el yacimiento arqueológico las labores agrícolas practicadas. La presente intervención ha comprobado que la afectación no fue irreversible y que el buen talante de los propietarios propicia un acuerdo más provechoso para todos que el que pueda salir de un laberinto judicial.