Se cumplió el ritual que se viene repitiendo desde hace unos años para acudir al encendido de la Feria Real de Rute. A las ocho y media de la tarde partía de las puertas del Ayuntamiento la comitiva integrada por gigantes y cabezudos, y la Agrupación Musical Santo Ángel Custodio. Poco después de las nueve, llegaban al recinto del Paseo del Fresno. Conforme se acercaban se había ido sumando público, hasta el punto de que, una vez allí, en palabras del concejal de Festejos, Antonio Granados, salvo quienes se habían ido de vacaciones, en el Fresno estaba “todo Rute”. Su afirmación no podía ser literal, pero es cierto que la idea de celebrar una inauguración oficial suscita interés.
Cada año son más quienes se congregan para este ritual que en esta edición coincide con la inclusión del jueves como un día más de feria a todos los efectos. Parte de ese interés está en el hecho de que un personaje popular o entrañable (“noble”, en palabras de Granados) accione el encendido del alumbrado. En esta ocasión la tarea ha recaído en José Antonio Pajares. Lejos de sentirse nervioso, aseguró que se estaba muy ilusionado por haber sido elegido, y no dudó en animar a la gente a acercarse a la feria.
Idéntico deseo expresaron los representantes públicos. David Ruiz (PP) subrayaba que hay tiempo para darse una escapada de vacaciones y volver a Rute en estos días. En similares términos se pronunció Ana Lazo (IU), que animaba a participar de la feria como una forma de “mantener nuestras tradiciones”. Para ello, recordó cómo se ha apostado en los últimos años por esta primera jornada, con el encendido, la quema de fuegos artificiales o la celebración del día del niño. Para Javier Ramírez (PSOE), que coincide en que hay tiempo para irse de vacaciones y pasarse por la feria, el pasacalles previo permite ir creando ambiente, ya que aglutina a mayores y pequeños.
Por su parte, el alcalde Antonio Ruiz subrayaba cómo, después de apostar por el cambio de fechas al cuarto fin de semana de agosto, poco a poco se han añadido pequeñas novedades. Este año pasan por la reubicación de la portada, más cerca de la calle Fresno y el hecho de que la ceremonia del encendido se hiciera desde el Kiosco de la Música, con el público dentro del recinto. También se han tenido en cuenta otros detalles, como los lunares que adornan los pasos de peatones de la zona. Más allá de la anécdota, el alcalde señaló que este tipo de guiños son algo habitual en otras ciudades y lo da por bueno si ha servido para que se hable de la feria. Para Ruiz, se trata de recuperar su esencia como espacio de encuentro para “compartir un rato con los amigos”.