El Hospital Universitario Reina Sofía ha puesto en marcha por primera vez el modelo asistencial de hospitalización domiciliaria. Se trata de una iniciativa poco frecuente todavía que entró en funcionamiento en el mes de octubre y que consiste en proporcionar cuidados y atención sanitaria en el domicilio de determinados pacientes cuya clínica lo permite y de forma complementaria a la hospitalización convencional. Se trata de personas que requieren una atención hospitalaria pero que pueden estar gran parte de su ingreso fuera de la estructura del hospital. Hasta ahora, el hospital ha atendido a 75 personas en esta modalidad.
Los pacientes candidatos a beneficiarse de este servicio son aquellos cuya situación implica una asistencia transitoria y no requieren una gran complejidad en los procesos, procedimientos o cuidados. Según destaca el coordinador de la iniciativa y director de la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital, Antonio Llergo, “este modelo de atención es frecuente en el norte de nuestro país, por lo que hemos tenido experiencias exitosas en las que fijarnos para implementarlo en nuestro hospital. Hablamos de una iniciativa con grandes ventajas para el paciente y para el sistema sanitario, en la que vamos poco a poco aumentando el número y perfil de pacientes”.
Para ello, el hospital ha creado un equipo de profesionales de hospitalización domiciliaria compuesto por facultativos de Medicina Interna y profesionales de Enfermería. Cada mañana, el equipo valora la situación clínica de los pacientes que están en hospitalización domiciliaria y comprueban que no hayan existido incidencias. Tras este primer análisis, el facultativo acude a la sesión clínica de Medicina Interna donde se valoran los posibles nuevos candidatos a incluir en este modelo, se comunica la situación a la familia y el paciente –que está ingresado en el hospital- y, en caso de ser afirmativa la respuesta, comienza el proceso de formación del paciente y cuidadores. “Para que un paciente pueda recibir la hospitalización domiciliaria no sólo tenemos en cuenta los aspectos clínicos, también se realiza una valoración de su entorno y recursos domiciliarios –vivienda, habitabilidad, competencias de los cuidadores, etc.- “, destaca Antonio Llergo.
Cada mañana, el equipo de hospitalización a domicilio acude a los hogares de sus pacientes para atender las necesidades clínicas y comprobar su evolución. “A efectos prácticos, para el hospital estas personas son pacientes ingresados. Es como si estuvieran en una habitación de la planta correspondiente y se les atiende igual. Así, si un paciente requiere una prueba que no se le puede hacer en su domicilio, se le trasladaría desde su casa al lugar donde se ubique el equipo diagnóstico y, posteriormente, volvería a su domicilio. O, si su estado de salud empeora y necesita unos cuidados más complejos, entraría directamente a la planta correspondiente sin pasar por Urgencias porque, como digo, a efectos prácticos el paciente está ingresado”. Además de por mala evolución, el paciente puede retornar a la hospitalización convencional por deseo expreso o por agotamiento del rol del cuidador.
En principio, esta iniciativa se aplica en Córdoba capital y su puesta en marcha ha sido posible gracias a la coordinación con el Distrito Sanitario Córdoba y Guadalquivir y los equipos del 061. Así, el seguimiento del paciente se realiza a diario, incluidos fines de semanas y festivos, en horario de mañana y de forma localizada hasta las 22.00 horas. De 22.00 horas a 8.00 horas, la atención continuada se realiza por parte de los servicios de Urgencias extra hospitalarias y del 061.
Ventajas
Son múltiples las ventajas que aporta esta nueva modalidad asistencial. Según destaca la directora gerente del Hospital Reina Sofía, Valle García, “hemos impulsado esta iniciativa por las evidentes ventajas que aporta tanto al paciente como al hospital. La hospitalización domiciliaria es una apuesta por la calidad asistencial, ya que ofrecemos a nuestros pacientes una atención segura y personalizada en un entorno ideal, como es su propia casa, a la vez que nos permite disponer de más recursos para aquellos pacientes que no pueden recibir asistencia en esta modalidad, así como fomentar una mejora organizativa dentro de nuestro propio centro”.
Concretamente para el paciente destacan cuestiones relacionadas con la comodidad, mayor personalización en la atención, más intimidad y, según destaca la supervisora de Enfermería de la Unidad Cuidados Paliativos, María Moreno, “algo muy importante: el paciente participa en el curso y evolución de su problema de salud, ya que es necesario que reciba educación sanitaria y de autocuidado, al igual que su entorno familiar”. Además, se evitan desplazamientos al centro hospitalario, se eliminan los tiempos perdidos en acompañamiento, etc.
En cuanto a las mejoras en el sistema sanitario, este modelo permite optimizar los recursos y, por tanto, que el hospital sea más eficiente: se disminuye y evitan estancias dentro del hospital permitiendo una mayor rotación de camas; se facilita la reorganización de los servicios asistenciales, disminuye el riesgo asociado a infecciones hospitalarias, mejora la calidad asistencial y fomenta la coordinación entre diferentes niveles asistenciales, entre otras ventajas.